Josefina Labourt:
LA LLAGA PERFECTA

3 AGO ↭ 30 AGO, 2019

OBRAS EXHIBIDAS

TEXTO / DOSSIER ↯

por Guadalupe Creche

Una resistencia a la normalización narrada entre la boca, la lengua y el paladar en tres experiencias con la obra de Josefina Labourt para pensar la potencia del arte de un modo similar al de las células madre: partes que en su orígen no pertenecen a ningún órgano pero que pueden llegar a formar parte de cualquiera.

Con las partes.
Hay en escena un cuerpo flotando como una hoja en blanco, con una gramática, con una forma de ordenar. Dos manitos lo tocan, lo presionan, lo acarician y lo rascan, le activan la memoria con el tacto. La sala también empezó en blanco como el cuerpo y la hoja, pero una a una las superficies se fueron contagiando. En esas manitos de cartapesta que se refriegan contra la piel está la tecnología fuera de la piel. Se sostiene con dos palitos de madera, como títeres de representaciones teatrales en un espectro fantasmal en el que un cuerpo opera los movimientos, otro se deja tocar y otro no posee movimiento por sí mismo.
Fuera de escena en la sala de al lado múltiples realidades y obras, órganos y exórganos, están distribuidos en el espacio entre lo orgánico y lo inorgánico como la red que constituye al aparato somático, donde la respiración abre una y otra vez hacia fuera del cuerpo. En ese afuera las partes de las cosas pueden parecer agregados y simular estar fosilizadas.

Con las cosas.
Parada en medio de la sala rodeada de pieles de cosas vivas y muertas, de proyecciones de máquinas que no pueden soñar, me cobijo en un abrazo de pieles peludas y la veo besar a una pintura que está a punto de explotar. Las cosas son el tronco de banano hinchado y con acné, la curita. La resina brillante. La fritanga,
la cajita feliz, los ingredientes para el vómito perfecto, para un vómito bello. Pero no manejo este sueño maquinal y la ansiedad no me permite estar quieta en lugares cerrados. Quiero tocarlo todo.
– whaaaaaattt? how much?
Y el tiempo visible en las arrugas en la frente y en las manchas de humedad, todo salido de ese sueño oscuro que se cuenta por el mismo lugar que se come: por la boquita pintada de una vida marcada por deberes y deseos.
Quizás también las cosas te hagan sentir algo.

Con los modos.
La llaga perfecta es una muestra que interviene el espacio, lo modifica y reinventa las obras en su conjunto conduciendo a otras formas ligadas a la vida nómade y volátil, en una tradición de artistas que hacen de la subjetividad una plataforma de transformación deforme. Una mutación que se acompaña con el estado de las cosas cotidianas y cercanas. Una mutación que cuestiona lo indicado como modos habituales de sentir.

ARTISTAS

Josefina Labourt

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