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Josefina Labourt presenta un proyecto sobre la vejez y las feminidades realizado desde la imaginación como una facultad individual y en relación al imaginario como un producto social. Construye con calidez un lugar de pensamiento y encuentro, que sin ser una alegoría de la vejez, facilita un espacio de diálogo y visibilización. 

La instalación está conformada por pinturas y objetos escultóricos. Exhibe parte de la investigación realizada durante los últimos años, en la que se apropia de los significados y las formas de representación de los temas que atraviesa. 

La otredad es el hilo conductor entre las obras exhibidas: se conforman a sí mismas tanto en relación al cuerpo que representan como a los otrxs cuerpos que las rodean, lo que al encuentro con el espectador propone una presencia desde la mirada y desde el ser.

Hay varios elementos claves con los que juega a potenciar los sentidos: piel, flores, cortezas, cáscaras de huevos y fragmentos de cuerpos, presentes desde una mirada que busca traducir experiencias vividas sobre los cuerpos.  

La piel es protagonista de su propia narrativa como superficie sensible y vulnerable, cargada de historias que dibujan líneas, surcos, heridas y hendiduras. Una frontera visible que separa el adentro del afuera.